Mucho me habían hablado de la muralla China de guadalajara. Ubicada en los famosos pueblos negros, con casas de piedra y tejados de pizarra. Se trata de un tramo de carretera que serpentea el cañón del río Jaramillo atravesando un barranco entre campillo de ranas y corralejos.
Sus pendientes son muy pronunciadas y el nexo de unión es un puente del último cuarto de siglo pasado.
De camino vas encontrado animales pastando, allí en el cortado observarás a los buitres sobrevolando buscando alimento.
Aprovechamos para ver el pueblo y por supuesto comer. Reservamos por la página en el restaurante arcilla. Todo de vicio, migas, torreznos, asados.